Foto: M.A.F.I.A. |
Está más
que claro que la muerte de Alberto Nisman, quien se desempeñaba como fiscal
especial de la causa AMIA, es un acontecimiento que impactó a la sociedad y
movió el tablero político en la Argentina, eso sumado al gran espaldarazo
mediático de algunos monopolios que responden a intereses económicos y mafiosos.
Alberto
Nisman, el controvertido fiscal de la Causa AMIA, apareció muerto de un disparo
en el baño de su departamento la noche del domingo. Nisman llevaba adelante la
investigación del Atentado a la mutual judía y a comienzos de semana había citado
a indagatoria a la Presidenta Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, por el
supuesto encubrimiento para deslindar culpas de los acusados iraníes. El lunes
debía estar en el Congreso Nacional para comparecer frente a diferentes
comisiones mientras las sospechas y acusaciones sobre su denuncia crecían en
torno a la credibilidad de sus pruebas. Más información sobre la causa
aquí http://enmiradas.blogspot.mx/2015/01/corporacion-judicial-pone-en-riesgo.html
Medios de
clara estirpe opositora al gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de
Kirchner, grupos de dirigentes que responden a podres fácticos en búsqueda de
reflectores electorales y redes sociales ardiendo, ese era el combo de la
madrugada del lunes. La encargada de poner la piedra angular desde la cámara de
medios concentrados desestabilizadores fue la legisladora macrista
Patricia Bullrich, ella sin titubear se acercó en plena madrugada a las afueras
de la torre Le Parc y dijo cual guión lo que esperaban reproducir hasta el hartazgo
desde los medios "Nisman me dijo que estaba amenazado, muy
amenazado". Para ese entonces algunos paladines de la información no tenían
tapujos de ligar al gobierno con la muerte del fiscal.
El show
mediático ya estaba servido en la mesa de los argentinos entorno a la muerte,
algo que los grupos económicos periodísticos vienen realizando desde hace un
tiempo para acá, regocijándose con el dolor, la especulación- "Conmoción
política" no dudó en titular el Diario Clarín.
Tapa del 19 de Enero |
Pato"
Bullrich, dirigente del PRO, se convirtió en la abanderada mediática que
calzaba justo para la demanda de algunos periodistas que buscaban en el
personaje las palabras adecuadas. Pato no se hizo esperar y cual guión expreso
"Nisman me dijo que estaba amenazado... muy amenazado" De forma
inmediata el manto de incertidumbre cubrió todo. la sospecha de algunos
paladines de información sobre la muerte de Nisman tenían un único interlocutor
y esa era Cristina Kirchner. Un frenesí televiso empezaba a tejérselas más
descabelladas especulaciones al margen de una investigación que iba en proceso.
Foto M.A.F.I.A. |
Como no
podía faltar, el sector más mediatizado, "el medio pelo argentino";
como lo llamó Arturo Jauretche empezó a tomar las calles instigados desde las
redes sociales, por los mismos de siempre. En marchas para nada espontaneas los
carteles rezaban "Je sui Nisman", consignas que lejos de pedir justicia
se sumaron a la globalización mediática haciendo un paralelismo inmediato con
lo ocurrido en Francia, por supuesto, la supuesta falta de libertad de
expresión ya se apoderaba de las calles. Vacíos de contenidos políticos y bajo
la bandera que impusieron los medios bajo la estigmatización del
"otro" y la banalización del poder y la democracia las calles se
poblaron al instante.
Lejos de pedir
celeridad a las instituciones democráticas las consignas parecían tener un solo
objetivo, manifestar el odio hacia un proceso político de genuino en Argentina,
el Kirchnerismo. A todo había que sumarle las aves de rapiña vestidas de
dirigentes que buscaban posicionarse ante la tragedia.
"Je
suis Nisman, "Yo Soy Nisman" y tantas consignas marketineras buscaban
globalizar una protesta que parecía armada para el show que se había apoderado
del aire por más de 24 horas interrumpida de programación. El show empezaba a
dar sus frutos, a tal punto que las agrupaciones de izquierda parecían ser
portavoces y cuerpo de choque de quien en vida fuese una de los elementos más
importantes al servicio del imperio y las barbaries de occidente.
ESPIAS, PODERES FÁCTICOS E INTELIGENCIA
INTERNACIONAL, LOS ALIADOS DE NISMAN
Santiago
O'Donnell, el periodista que analizó los cables de la diplomacia estadounidense
desclasificados por el sitio Wikileaks, aseguro que los Estados Unidos le marcaban
la agenda al fiscal. "La Embajada le decía lo que tenía que hacer",
agregó.
"Los
cables demuestran que no actuó con independencia de la Embajada de Estados
Unidos", sostuvo el autor de "Argenleaks" y
"Politleaks" donde publicó, entre otros, los cables referidos a la
investigación llevada adelante por Nisman y a su relación con la embajada
norteamericana.
"Anticipaba
a la Embajada lo que iba a hacer y la Embajada le decía lo que tenía que
hacer", afirmó el periodista en declaraciones a radio América, al agregar
que (a Nisman) le decían que no podía investigar la pista siria ni la conexión
local porque eso iba a distraer, y daba como culpables a los iraníes".
Antonio
Stiusso, ex jefe de la contrainteligencia de la ex SIDE, cobró un protagonismo
excluyente a la vez que se relanzaba la imagen del fiscal. Resulta que todos
los indicios hacen saber que Stiusso era la columna vertebral de Nisman para llevar
la fiscalía durante 10 años, tiempo en el cual no aportó ningún avance en la
causa. El espía era además el nexo entre los servicios de inteligencia de
Estados Unidos e Israel con el fiscal y sus conexiones locales. El resto se
desprende de los cables secretos de la diplomacia estadounidense.
Pero
Stiusso perdería poder y con eso el armado de Nisman cada vez era más endeble.
Los cambios en los servicios de inteligencia impulsados por la Presidenta
Kirchner relegaron al espia de tal manera que presionado por los cambios debió renunciar.
Oscar Parrilli pasó a dirigir la inteligencia argentina y Stiusso perdió
control de la noche a la mañana, pero no así sus influencias sobre el poder,
jueces, fiscales y periodistas. Era cuestión de días para orquestar el gran
golpe que los mantenga a flote.
Eso decía
La Nación en su edición del 19 de enero, que refuerza lo dicho
Al igual que a Nisman, la causa AMIA catapultó a
Stiusso a la fama, y al igual que a Nisman, luego ocasionó o contribuyó a su
caída. La causa le proporcionó al espía más y mejores contactos con el FBI, la
CIA, el Mossad israelí y los servicios alemanes. Los WikiLeaks prueban que la
línea de investigación promovida por Washington por medio de su embajada en
Buenos Aires consistía en culpar a Irán. Era la línea que llevó adelante
Stiusso y, por lo tanto, Nisman. Algunos cables de la embajada muestran al
fiscal en una actitud de acatamiento a la voluntad de los norteamericanos.
Denuncias
carentes de sustentos jurídicos, pruebas sin fundamentos refutadas por jueces
federales y una presión por parte de legisladores para que Nisman de todos los
detalles en un audiencia pública parecía ser un combo explosivo que no tendría
retorno, a tal punto que algunos medios ya sembraban interrogantes sobre el proceder
de la investigación que ponía en el centro de la escena a Cristina Kirchner
como la cara visible de un entramado de favores y complicidades con grupos
terroristas a cambio de tratados comerciales.
Con
Nisman muerto el mazazo fue contunden y la causa AMIA se volvía a viciar
con sangre, relaciones oscuras, espías artilugios para desviar la atención e encubrir
a las conexiones argentinas como tantas otras veces paso a lo largo de los
años. En ese escenario los legisladores y dirigentes oficialistas reclamaban
que se actúe con celeridad y que se resguarde la causa, a la vez que solicitaban
saber por qué el fiscal había tomado tamaña decisión.
Horas
después, y por pedido de Cristina Kirchner, el Secretario de Inteligencia,
Oscar Parrilli daba la orden de desclasificar los archivos de la causa AMIA en
poder de la inteligencia para que la justicia pueda utilizarlas en donde se encuentran, entre otras cosas, el nombre de quienes actuaron en la investigación. Mientras la mandataria argentina a través de las redes
sociales se planteaba interrogantes sobre el actuar de los últimas semanas del
fiscal y el papel que jugó el grupo clarín como propalador de aquella
envestida.
Lo cierto
es que el clima se enrareció de tal manera que la atención se desvió, el
atentado de la AMIA sigue sin ningún preso responsable por las 85 muertes y los
interrogantes son cada vez mayor. ¿Suicidio? la justicia deberá encargarse de
esclarecer los supuestos mientras se deslindan responsabilidades, por el
momento el show de sangre y espías debe continuar en la pantalla de todos los
argentinos.
Sabat, Clarín 20 de enero |
Ante los
avances judiciales las cadenas de televisión ya se convirtieron en un largo
capítulo de CSI donde todos parecen ser detectives y fiscales, donde las
especulaciones y sospechas parecen reproducirse como plagas y los supuestos
ganan la pantalla. Para esta altura todos somos investigadores donde un actor
nuevo se suma a cada minuto. La ex esposa, la empleada y su nota, la hija en el
exterior, el arma que le dio un colaborador, la cercanía con algunos
periodistas que hasta conocían a la perfección su estado de ánimo y los pasos a
seguir por parte del fiscal, las especulaciones políticas y la parafernalia
electoral e hipócrita de sectores políticos, algunos de ellos con causas
judiciales en proceso.
El
plantel protagónico parece aumentar conforme pasan los minutos y los
guionistas, disfrazados de periodistas sagaces, ya tejen las nuevas escenas en
donde van armando el escenario. Una Argentina a un paso del abismo
institucional en donde piden sin sobresaltos la cabeza de la jefa de
estado". En el medio están los muertos de la AMIA que esperan justicia, el
dolor de los familiares y la impunidad de encubridores y conexiones locales,
nada de eso importa porque debemos seguir conociendo más sobre el héroe
silencioso, Alberto Nisman.
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